Los videojuegos se han convertido, hoy por hoy, en la mayor industria cultural del mundo, superando con creces al cine y a la televisión. Vivimos en la era del gaming, donde todos tienen algún dispositivo para jugar, ya sea el móvil, la Tablet, alguna consola o incluso el propio ordenador. Este tipo de juegos virtuales ya no son cosas de geeks, sino que han conseguido captar a buena parte de la población, desde jóvenes hasta personas más mayores, gracias a la inmensa diversidad de tipos de juego que podemos encontrar para cualquier plataforma. Desde los más caros y potentes hasta los que son totalmente gratuitos para su descargar en nuestro dispositivo móvil. Todos tienen algo especial, todos se adaptan a las necesidades y los gustos del público, y seguro que hay un juego perfecto para cada persona, aunque todavía no lo sepa.
Sin embargo, todo este advenimiento del videojuego como fenómeno de masas a nivel mundial no ha estado exento de polémicas. Y es que a día de hoy, la adicción a los videojuegos es tan real como la que se sufre por el alcohol o las drogas. Hay chicos enganchados a este entretenimiento, que además no es demasiado saludable si lo practicamos en exceso, ya que fomenta el sedentarismo y puede provocarnos problemas de visión por llevar tantas horas jugando frente a la pantalla. Sin lugar a dudas son problemas que hay que afrontar, pero el más grande de todos, el que más ha dado que hablar en estos años, ha sido la violencia en los videojuegos. Habitualmente vistos como un entretenimiento para niños, hay títulos hoy en día que no son precisamente recomendables para los más pequeños, por su intensidad y su violencia explícita. La historia de la violencia en los videojuegos, sin embargo, no es ni mucho menos reciente, y aquí te la vamos a resumir en varis títulos que han marcado un antes y un después.
Death Race
El primer videojuego que realmente trajo la polémica con la sociedad en general fue Death Race, una recreativa lanzada por la empresa Exidy que llamaba mucho la atención por su planteamiento. Y es que Death Race nos ponía al volante de un coche de carreras para conducirlo, algo totalmente normal en aquella época. Sin embargo, nos daban puntos extra por atropellar a las personas que se cruzaran en nuestro camino. A mediados de los 70 ya existía un juego así, aunque luego Carmageddon lo llevo un poco más allá en cuanto a violencia e intensidad. Death Race quedó marcado como un videojuego tremendamente violento, y abrió la veda para los demás.
La aparición de Mortal Kombat
Hubo que esperar bastante, sin embargo, para volver a vivir una polémica de este tipo relacionada con los videojuegos. A principios de los años 90, las recreativas todavía seguían siendo un lugar importante de reunión para los jóvenes que buscaban emociones fuertes a través de estos juegos electrónicos. Existían ya bastantes juegos de lucha, pero cuando apareció Mortal Kombat lo cambió todo para siempre. Sus creadores dotaron al juego de un realismo y una violencia brutal, escenificada en los fatalities, los golpes finales especiales con los que el jugador terminaba, literalmente, con su contrincante, sacándole el corazón o reventándole la cabeza. El juego provocó muchísimas quejas de padres y asociaciones conservadores, y como veremos después, fue uno de los causantes de la creación de la ESBR.
Doom
Poco a poco, la tecnología iba permitiendo que los juegos fueran mucho más intensos, más espectaculares, con mejores gráficos y jugabilidad. Existían ya juegos de disparos, pero eran bastante sutiles o poco imaginativos. Hasta que unos jóvenes decidieron lanzar Doom, en 1993, para traernos el infierno a la tierra. Literalmente, el juego nos permitía disparar sin cesar a demonios y criaturas del averno que habían conquistado nuestro planeta. Una situación peliaguda, sin duda, que nuestro protagonista tenía que resolver a tiro limpio. A pesar de que las víctimas fueran demonios pixelados, el nivel de violencia de Doom llevó las cosas un paso más allá y sirvió además como precursor de cualquier shooter moderno de los que tanto triunfan hoy en día.
La saga GTA
A pesar de las exigencias de la agencia norteamericana para reducir la violencia en los videojuegos, la veda ya se había abierto, y era el momento de llevarlo todo mucho más allá. La saga GTA, que disfrutó de gran popularidad desde finales de los 90, se alejaba por completo de héroes y personajes buenistas para meternos en la piel de ladrones, criminales y asesinos, que tenían que robar coches, atracar bancos e incluso pegar palizas. En GTA la violencia era una opción tan buena como cualquier otra, y de hecho, en muchas ocasiones era casi la única salida a la situación que vivíamos en las misiones. Esto ha hecho que la saga sea considerada como una de las más violentas dela historia del sector, y que muchos expertos desaconsejen que los jóvenes en edades impresionables jueguen a dichos videojuegos.
La sociedad americana contra los videojuegos
A principios de los años 90 nace la Entertainment Software Rating Board, una organización que se encargaría de velar por la seguridad en los videojuegos, tratando de censurar la violencia o al menos, alejarla de las mentes más jóvenes. La aparición de juegos como Doom o Mortal Kombat enfureció tremendamente a muchos sectores de la sociedad americana, que llegaron incluso a culpar a los videojuegos del aumento de la violencia entre los más jóvenes. No han faltado tampoco las acusaciones a diferentes videojuegos por ser supuestamente la semilla de inspiración para asesinos múltiples. Algo que siempre se ha hecho con el cine, la televisión o la literatura. Esto nos hace ver que los videojuegos han estrado ya a formar parte de esa cultura de masas que está siempre en el foco, inspeccionada por todos a cualquier hora.