Extremadura

Burdeles rurales, un clásico en España

La España rural sigue tratando de sobrevivir frente al empuje de las ciudades y las localidades de costa. Nuestro país cuenta con un vastísimo territorio de interior, a veces demasiado alejado de las grandes conurbaciones, lo que hace muy difícil la comunicación entre ellos. Extremadura es, con diferencia, una de las comunidades más afectadas por este tipo de problemas. Hay lugares en la región que están a más de una hora en coche de una ciudad medianamente importante, con hospitales, cines, teatros y demás… Las universidades brillan por su ausencia, y la inmensa mayoría de jóvenes extremeños saben ya que tendrán que salir de la región lo antes posible para encontrar un buen futuro. El trabajo escasea más allá del campo, y la actividad primaria cada vez se vuelve más complicada. El turismo rural intenta ofrecer un respiro, pero no es suficiente para una región que necesita muchos cambios. Lo que no va a faltar nunca, ni en Extremadura ni en otras comunidades eminentemente rurales, son los burdeles.

España es el país donde más sexo de pago se consume en toda Europa, el tercero en el mundo detrás de República Dominicana y Tailandia. Aquí, lo de ir de putas se ha convertido en todo un clásico, algo tremendamente normalizado por la generación anterior que todavía pervive en la actual. A pesar de que estas actividades son alegales en el país, la gran demanda que existe a día de hoy hace que todavía abunden este tipo de locales, incluso en zonas casi deshabitadas. Hoy nos centraremos en esos burdeles clandestinos ubicados en bares de carretera, de los que podemos encontrar en muchas autovías españolas. Son sitios de parada obligatoria para muchos viajeros y conductores solitarios, pero suponen también una alternativa para los hombres de pueblos cercanos. A pesar de su discreción, estos lugares son conocidos por todos en los alrededores. Reconocer el coche de un vecino en la puerta de este tipo de bares siempre es la comidilla del pueblo durante días. Eso no quita para que estos burdeles sigan siendo una seña de identidad de la España que aspira a no vaciarse en la próxima década…  

(más…)

Prostitución en zonas rurales

La modernidad parece haber llegado a todos los rincones del planeta, al menos en un país como España, donde ya apenas quedan lugares ajenos a ella. Incluso las zonas rurales más apartadas, la famosa España Vaciada, se está llenando de antenas para teléfonos móviles y líneas de Internet. El mundo ahí afuera está evolucionando y creciendo, y estas zonas no pueden quedarse ancladas en el siglo pasado. Suelen ser pueblos con personas ya muy mayores, con una población envejecida, donde los jóvenes suelen mudarse para estudiar y buscarse un futuro en las ciudades cercanas. Pero también hay zonas rurales que mantienen la vida del  entorno natural en el que se sitúan, a través del trabajo en el campo, por ejemplo. En Extremadura, Andalucía o Murcia, por ejemplo, las zonas rurales siguen teniendo una gran importancia tanto en lo social como en lo cultural y económico. Y es que aquí también hay negocios muy interesantes. Hablar de zonas rurales es hacerlo de todo aquel territorio donde imperan los campos y cultivos, las ganaderías y el sector primario como fuente principal de ingresos.

Hay municipios de 5.000 habitantes que, aunque estén en una zona rural, lejos de la ciudad, se han modernizado tanto que apenas hay trabajo de campo en ellos. Pero las zonas netamente rurales todavía perduran, con su idiosincrasia particular, sus negocios, sus tiendas, pero siempre apegados a ese espíritu diferente y tradicional. Son muchos los que también se han mudado a estos pueblos para llevar una vida más tranquila, alejándose por completo del barullo de las grandes ciudades. Algunas de estas zonas no están muy lejos en coche de sus lugares de trabajo, o son profesionales que pueden desempeñarse desde casa, sin ningún tipo de problema en dónde vivir siempre que haya buena conexión de Internet. Los alquileres son mucho más económicos en las zonas rurales, y los precios de comida, bebidas y demás también están más bajos, así que eso siempre es una ventaja. Muchos piensan que en estas zonas no hay tanto ocio como en las ciudades, y aunque puede ser cierto, cuando uno quiere divertirse sabe muy bien dónde acudir… incluso cuando tiene ganas de un poco de disfrute sexual.

(más…)