La llegada de un nuevo miembro a una familia siempre es motivo de gozo y alegría. Si es el primero, los padres suelen estar tremendamente nerviosos, porque es algo lógico cuando te enfrentas a una responsabilidad tan grande. Pero por suerte, para eso están ahí los abuelos, que se encargarán de ayudar lo máximo posible. De hecho, los abuelos suelen tener una relación muy especial con los nietos, y es que es como volver a cuidar de sus hijos muchas décadas después, como volver a ese momento en el que dependían de ellos. Se sienten útiles y suelen disfrutar muchísimo del tiempo que pasan con los pequeños, enseñándoles cosas o simplemente llevándolos al parque o jugando con ellos.
La relación entre los críos y los abuelos debe ser lo más fluida posible, para que los niños no solo entiendan la importancia de los lazos familiares y del propio entorno, sino también para poder ofrecer a los mayores una nueva razón de seguir adelante, muchas veces incluso después de jubilarse, o cuando están a punto de hacerlo. Con más tiempo libre, los abuelos pueden dedicarlo a cuidar a sus nietos. No estamos diciendo que tengan que ocuparse de ellos todos los días mientras sus padres se desentienden, pero desde luego que una ayudita en este sentido nunca viene mal. Como veremos ahora, los abuelos son los puntales de la familia, la base donde se sustenta todo lo demás, y merecen ser partícipes de la educación de los pequeños.
Son un gran apoyo familiar
Una de las funciones más importantes de los abuelos es cuidar a los pequeños cuando sus padres están trabajando, por ejemplo. No hay que dejarles todo el día con ellos, sobre todo si ya tienen una edad y tampoco están tan preparados para esto, pero sí que puede ser una ayuda en el momento en el que ambos padres tengan que ir a trabajar y no puedan quedarse con el niño ni tampoco pagar una niñera. El apoyo familiar no consiste solo en cuidar a los críos, sino también en darnos consejos sobre la propia crianza y ese cuidado, ya que ellos tienen mucha más experiencia que nosotros. No debemos abusar de ellos, pero una ayuda siempre viene bien, sobre todo en esas situaciones en las que el trabajo hace imposible encargarnos del crío durante todo el tiempo.
Ese apoyo familiar será imprescindible para la crianza del niño, no solo cuando es un bebé, sino también cuando va creciendo y se va haciendo más mayor. Los abuelos pueden incluso recoger a los niños de la guardería o del colegio y llevarlos a casa, darles la comida o la merienda, jugar con ellos y llevarles al parque… Todo lo que cualquier niño necesita a esa edad. El vínculo que se creará con ellos será muy fuerte y eso ayudará también a que el niño, desde que es pequeño, entienda que aparte de mamá y papá hay muchas otras personas importantes en su vida, personas que le quieren y le cuidan, como sus abuelos. Trataremos de darle tiempo con ellos, con los paternos y maternos, si es posible, para que no haya tanta diferencia de trato.
Por desgracia no duran para siempre
Es algo duro de reconocer, pero por desgracia, la muerte de los abuelos suele ser el primer gran trance que los pequeños pasan en su vida. A veces duran algo más y los pueden disfrutar muchísimo, pero en otras ocasiones se van demasiado pronto, sin tener la opción de gozar durante tanto tiempo de sus pequeños. Los nietos no son conscientes de todo lo que perdían hasta que no ocurría algo así, y ese final llegaba siempre demasiado pronto para ellos. Es por eso que, mientras vivan, hemos de intentar que pasen el mayor tiempo posible con sus nietos, que los disfruten, que gocen de su compañía y les enseñen todo lo que saben, porque la sabiduría de los mayores es absolutamente inigualable.
Ayudan con los cuidados de los niños
Acostumbrados a batallar con varios niños, ya que en sus tiempos era habitual tener familia numerosa, los abuelos de hoy en día están ya más que habituados a cambiar pañales, preparar comidas y cuidar a los pequeños de una manera completa. En muchos pueblos hay familias que viven todos bajo el mismo techo, con los abuelos incluidos, y se encargan de ayudar en los cuidados de los críos de una manera constante, casi tanto como los padres, que en muchas ocasiones deben estar fuera por trabajo y demás. De hecho, hay muchos niños que prefieren las comidas de la abuela antes que las de su madre, por ejemplo. Son casos que están a la orden del día, sobre todo en aquellos abuelos que se involucran muchísimo en el cuidado y la crianza de los pequeños.
Les enseñan muchas cosas y eso da lugar a un vínculo maravilloso e irrepetible que desde bien pequeño se forja entre los abuelos y los nietos. De hecho, si los abuelos son jóvenes, bien pueden acompañarles a jugar al parque y estar con ellos mucho rato, para así desahogar un poco a los padres de ese cuidado constante. En los primeros años, la necesidad del contacto con los padres es mucho mayor, pero conforme el niño crece y se hace un poco más autónomo, el abuelo puede recoger el testigo y sentir que de nuevo tiene a alguien a quien cuidar, en una edad complicada.
Pueden convertirse en mejores amigos
La relación que los críos tienen con los abuelos puede ser mucho más directa y sincera que la que tienen con sus padres. De hecho, no es raro encontrar momentos en los que los propios abuelos interceden por sus nietos a la hora de los castigos con sus padres. Y es que la relación padre-hijo no es sencilla, ni va a ser siempre idílica, pero los abuelos no tienen ese peso encima, el de tener que castigar o poner mala cara a los críos. Ellos siempre van a ser los “polis buenos”, los que les pasen chucherías cuando sus padres no miran, los que les den un poco de dinero extra en cada Navidad… Pueden llegar a ser como los mejores amigos, y es natural que los críos sientan tanta pasión por ellos.